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Myth busting: Are synthetic pesticides, used with some GMOs, more dangerous than natural ones?
- Genetic Literacy Project – 20 de marzo, 2015
- Por Layla Katiraee
- Traducido por Carlos Monroy
Las plantas y los animales han desarrollado mecanismos para luchar contra sus depredadores. Algunos de ellos son mecánicos, como las espinas de un pez globo, pero algunos son de naturaleza química. Como resultado, nuestra comida está llena de pesticidas naturales y toxinas.
Es importante no dejar que el término “pesticida” nos confunda. Estamos acostumbrados a pensar que los pesticidas u agroquímicos son aquellas sustancias que le esparcimos a las plantas o que echamos alrededor de nuestros hogares para alejar a los insectos. Sin embargo el término “pesticida” cubre más aspectos de los que habíamos pensado: es cualquier sustancia que aleja o repele plagas. El término abarca muchos aspectos diferentes, como herbicidas (para repeler malezas) fungicidas (para repeler hongos) insecticidas (para repeler insectos) etc. Un pesticida natural resulta ser tóxico para una plaga en particular, que fue para lo que evolucionó, así que uso el término “toxina” en este escrito.
Estos pesticidas o toxinas pueden ser muy específicas en los organismos objetivo: por ejemplo, la toxina Bt que se encuentra en diferentes cultivos genéticamente modificados proviene en realidad de una bacteria del suelo y es tóxica para algunos insectos, pero la forma en que funciona no impacta a los mamíferos; el chocolate es tóxico para los perros, pero no a los seres humanos; etc.
Uno de los pesticidas naturales que ingerimos comúnmente es la solanina. Este compuesto esta presente en diferentes partes de la planta que produce la papa, la cual forma parte de la familia de las solanáceas. Un artículo publicado por Lancet en 1979 concluye que las papas tienen una baja concentración de solanina en la piel y nada en la “carne”, pero cuando la papa comienza a enverdecerse o a madurar la concentración de solanina aumenta de manera significativa. Los niveles de solanina también aumentan si la planta es afectada por alguna plaga, como el tizón, y es probablemente parte de su sistema de defensa.
El artículo publicado por Lancet reporta varios casos de intoxicaciones por la ingesta de papas, pero estos casos no fueron típicos (por ejemplo, los individuos podrían haber estado malnutridos). Las recomendaciones actuales del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH), dicen que ingerir una pequeña cantidad de solanina puede resultar tóxico y recomienda tirar las papas que estén enverdecidas por debajo de la piel.
Sin embargo la solanina solo es la punta del iceberg cuando se trata de pesticidas naturales. Aquí hay algunos otros ejemplos:
- Cafeína: Esta publicación sugiere que la cafeína impide que los insectos se coman la planta. Parece que “la sustancia inhibe ciertas enzimas del sistema nervioso de los insectos”. Se han hecho intentos para desarrollar insecticidas a base de cafeína con resultados variados.
- Nicotina: Esta sustancia también presente en las plantas pertenecientes a la familia de las solanáceas es de hecho, uno de los primeros pesticidas que se usaron en la agricultura, en especial porque es tóxico para la mayoría de los herbívoros. Fue descontinuado para su uso en agricultura en Estados Unidos en el 2014.
- Capsaicina: Es la sustancia que provoca que los chiles/ají sean picosos. ¿Realmente te sorprende que sea un pesticida natural? ¿Qué animal en su sano juicio querría comer alimentos que son picosos o causan ardor? Bueno, los Homo sapiens lo hacen… El primer pesticida que contenía capsaicina fue registrado en 1962 en la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). Como saben, es irritante para la mayoría de los animales mamíferos, pero también puede repeler o matar a los insectos.
- 2,4-dihydroxy-7-methoxy-1,4-benzoxazin-3-one (DIMBOA): Es un pesticida presente en el maíz, trigo, centeno y otro tipo de plantas. Se libera en este tipo de plantas cuando ocurre algún daño en los tejidos y es tóxico para un amplio espectro de insectos y bacterias.
- Los químicos a los que les atribuimos los sabores únicos de ciertas especias u condimentos.
- Ácido tetradecanoico en la nuez moscada: Ha sido evaluado como un larvicida contra el mosquito de la Fiebre Amarilla.
- Pelugona: Presente en la menta y la hierba gatera; se ha encontrado que es un insecticida en potencia.
- Carvacrol: Presente en el orégano y el tomillo; posee propiedades antibacterianas haciendo que la membrana de las bacterias sea permeable, incluyendo a E. Coli.
- Eugenol: Presente en la nuez, clavo de olor, albahaca y otros; es usado como base para muchos pesticidas, y los estudios sugieren que puede causar daño en el hígado.
La lista es muy larga. En 1990 Bruce Ames publicó un artículo titulado “Dietary pesticides (99.99 percent all natural)”. En este artículo él y los coautores destacaron que ingerimos 1.5 gramos de pesticidas naturales cada día “lo cual es 10 mil veces más que la cantidad de residuos de pesticidas sintéticos que consumimos”. Esta cantidad de pesticidas es aún mayor en veganos y vegetarianos. Como ejemplo, los autores ofrecen una lista de 49 pesticidas diferentes presentes únicamente en el repollo. Estas concentraciones están en parte por miles o en partes por millón, mientras que los pesticidas sintéticos que encontramos en la comida están en el rango de partes por millón.
A pesar de esta inmensa cantidad de toxinas presentes en nuestras dietas, solo algunas han sido evaluadas alguna vez (aunque el artículo sea de los años 1990´s, el punto principal de esto aún permanece). De todos los químicos evaluados como posibles carcinogénicos para los animales, solo el 5% han sido de origen natural y de ese 5% la mitad de estos fueron carcinogénicos.
Detente un momento a pensar esto. Aunque haya concentraciones a penas detectables de pesticidas sintéticos en nuestros alimentos, existen otros compuestos más concentrados en las mismas frutas y verduras de los cuales se sabe que son carcinogénicos. Además, varios de los pesticidas usados en la agricultura moderna poseen mecanismos de acción específicos para determinadas plagas, lo que los hace mucho más seguros que los pesticidas naturales; de hecho esta fue la razón del por qué los pesticidas sintéticos se hicieron populares en el siglo pasado.
Por ejemplo el glifosato, el cual es usado en conjunto con los cultivos transgénicos tolerantes al herbicida, inhibe una ruta metabólica específica presente en las plantas que no está presente en los animales. En contraste muchas de las toxinas de origen natural que están presentes en las plantas pueden ser dañinas para los mamíferos. Aun así estamos más preocupados por los residuos de glifosato que por el formaldehido presente en las peras. Revisa la gráfica al final de este artículo que remarca este punto: tenemos miedo de cualquier cosa que sea sintética porque asumimos que es algo “malo”, pero existen muchas cosas en la naturaleza que pueden ser dañinas a determinadas dosis.
He leído muchos argumentos de los grupos anti-OGM´s sobre cómo es que los cultivos transgénicos tienen una toxina Bt que nos puede matar a todos debido a que está registrada como un pesticida. “¿Deseas comer algo que es un pesticida?” es una pregunta que he leído una y otra vez. Pero como he puesto en la parte de arriba hay una gran cantidad de “químicos naturales” que están registrados como pesticidas, y aun así no hay nadie que tenga miedo de la albahaca o de las semillas de mostaza.
El punto final que me gustaría recalcar es que el mejoramiento convencional y las hibridaciones “naturales” que hemos hecho durante milenios, sin lugar a dudas, han impactado en la concentración de estos pesticidas naturales en cantidades desconocidas debido a que nadie los evalúa. Regresando a la solanina, en los años 1960´s se desarrolló una papa conocida como “Lenape” mediante métodos “naturales” de mejoramiento, pero resultó ser tóxica debido a sus altos niveles de solanina, tenía una concentración de 2 a 4 veces mayor de solanina que una papa normal y por ello fue retirada del mercado. Pero nadie parece estar haciendo ruido sobre las “consecuencias desconocidas” sobre el mejoramiento convencional.
Se debe intentar lograr un punto medio en el debate. El hecho de que un pesticida tenga un perfil benigno no significa que no debamos tratar de reducir su uso cuando podamos hacerlo. El hecho de que un transgén (para un insecticida natural) añadido a un cultivo no tiene efecto en los mamíferos no significa que no debamos estudiar su impacto en el medio ambiente. No debemos de considerar a nuestros alimentos como algo “inseguro” o intentar prohibir prácticas agrícolas solo por el simple hecho de que usan pesticidas sintéticos.
Recuerda: todo está en la dosis.
Sobre el autor:
Layla Katiraee es bioquímica de la Universidad de Ontario Occidental (Canadá) y tiene un doctorado en Genética Molecular de la Universidad de Toronto (Canadá). Actualmente es científico senior en desarrollo de productos en una empresa de instrumentación de genética humana en California, Estados Unidos. Puedes leer a Layla en su blog “FrankenFoodFacts“, seguirla en twitter (@BiochicaGMO) o ver su perfil de LinkedIn aquí.
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