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Por Steven E. Cerier
- Traducido por Daniel Norero
El etiquetado de alimentos que contienen OGMs es ilógico porque la ingeniería genética es un proceso y no un ingrediente. La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de Estados Unidos ha tomado la posición de que el etiquetado de los alimentos transgénicos sólo es necesario “si el alimento tiene una propiedad nutricional o de seguridad alimentaria significativamente diferente de lo que los consumidores esperarían de ese alimento.“
Así, si un alimento modificado genéticamente incluye una proteína que puede ser un alérgeno que no está contenido en las variedades no transgénicas, entonces debe ser etiquetado. De lo contrario, la FDA no considera a los alimentos genéticamente modificados como materialmente diferentes de los alimentos no transgénicos. Esa es una razón clave de por qué la colocación de una etiqueta de OGM en una lata de sopa o una caja de cereal no tiene sentido.
El impulso para el etiquetado obligatorio deja abierta la cuestión de que es exactamente la modificación genética. ¿Debería el injerto ser considerado una forma de ingeniería genética o hibridación o cruzamiento de fruta? Qué hay de la mutagénesis que es el sucio secreto de la agricultura ecológica. Este es un proceso en el mejoramiento de plantas, donde las mutaciones al azar son inducidas en el ADN vegetal utilizando productos químicos o radiación. Los científicos han estado haciendo esto en los laboratorios desde la década de 1930. Ahora comemos regularmente más de 2.000 alimentos creados por mutagénesis, incluyendo orgánicos favoritos tales como los pomelos “Ruby Red” y versiones de trigo utilizados para hacer pasta italiana orgánica – todo desarrollado durante años de investigación de laboratorio.
De acuerdo con un artículo en Bloomberg Business Week, titulado “The Scariest Veggies of them all”:
Los informes de la Academia Nacional de Ciencias, que representan el consenso de expertos en el tema, afirman que el riesgo de crear efectos no deseados en la salud es mayor con la mutagénesis que cualquier otra técnica, incluida la modificación genética. La mutagénesis suprime y reorganiza cientos o miles de genes al azar, generando mutaciones que son menos precisas que los OGMs. La academia ha advertido que regular los cultivos modificados genéticamente, mientras se les da pase libre a productos mutantes, no esta científicamente justificado.
Sin duda, muchos en la comunidad de la agricultura orgánica se opondrían firmemente al etiquetado de OGMs si este incluyera mutagénesis ya que muchas semillas orgánicas derivan de un proceso de este tipo. En un artículo para el Boston Review, la genetista de plantas Pamela Ronald escribió que “se han desarrollado algunas variedades de arroz orgánico certificado por California a través de mutagénesis radioactiva“. Variedades orgánicas y no orgánicas de trigo, cebada, peras, guisantes, algodón, menta, girasoles, cacahuetes, pomelo, ajonjolí, plátano, yuca y sorgo también se han desarrollado a través de un proceso de mutagénesis.
Para ser justos, a pesar de que los resultados de la mutagénesis en la creación de miles de mutaciones desconocidas, contra uno o dos a través de la ingeniería de precisión, no hay evidencia de que incluso miles de mutaciones aleatorias presenten genuinos riesgos para la salud. Lo que es importante es el factor de la hipocresía: miles de mutaciones químicas y por radiación creadas en laboratorio se les da un pase libre por los que se oponen a los transgénicos, pero se ponen histéricos cuando sólo uno o dos genes están alterados, mapeados, y testeados para alergenicidad. Eso no tiene sentido lógico.
Hay otro aspecto hipócrita de la industria de alimentos orgánicos que no es ampliamente conocido. Le gusta vilipendiar a Monsanto como empresa agrícola malvada que obliga a los agricultores a utilizar semillas modificadas genéticamente. Muchos agricultores orgánicos sin embargo dependen de la empresa “Seeds of Change” para sus semillas. Esta compañía pasó a ser propiedad de “Mars”, la compañía de dulces. Según Forbes, “Mars” es la sexta empresa privada más grande en los Estados Unidos, con unos ingresos de 33 mil millones dólares en 2013. Monsanto por el contrario tuvo unos ingresos de 15,85 mil millones dólares en 2014. Los ingresos anuales de Monsanto son más o menos lo mismo que Whole Foods.
El etiquetado de los productos alimenticios que contienen OGMs podrían abrir las compuertas para otras exigencias de etiquetado bajo el paraguas del “derecho a saber”. ¿No tengo derecho a saber si el alimento en mi cereal o en mi sopa en lata ha sido recogido por trabajadores inmigrantes explotados y mal pagados? ¿No tengo derecho a saber cuánto subsidios de cultivos fueron pagados al agricultor que cultivó la comida que estoy consumiendo? ¿No tengo derecho a saber cuan eficiente en términos de energía fue el proceso de cultivo de la comida que estoy comiendo? ¿No tengo derecho a saber si los alimentos importados de China (orgánicos o no orgánicos) se cultivan con agua tal vez contaminada?
Quizás peras, uvas, plátanos, coliflores, papas, coles y manzanas deben tener una etiqueta que indica que este producto contiene formaldehído de origen natural, mientras que las almendras, espinacas, brotes de bambú y habas deben contener una etiqueta que mencione que contienen cianuro natural y el café debe tener una etiqueta que indique que contiene posibles carcinógenos. La lista de demandas del “derecho a saber” es potencialmente infinita.
En 2014, se preguntó a los consumidores en una encuesta de percepción del consumidor sobre que etiquetas querían en sus alimentos (y no estaban preguntando directamente sobre los OGMs), sólo 4% dijo que apoyaban el etiquetado de OGMs. 64% no se le ocurría ninguna información adicional que quisieran en una etiqueta de alimentos, un 8% quería información nutricional adicional y un 5% quería más información sobre ingredientes.
La complejidad y la confusión en torno al etiquetado de los alimentos GM se profundiza mientras más cerca se examina la cuestión. ¿Qué hay del algodón genéticamente modificado?¿Debería ser etiquetado también? A partir de 2013, el 70% del área cultivada en el mundo por el algodón fue genéticamente modificado. ¿Qué pasa con el queso? Alrededor del 90% del queso producido en América se hace con la fermentación producida por la quimosina, una enzima de coagulación de leche que es producida por ingeniería genética. ¿Qué pasa con la papaya hawaiana? La cosecha fue devastada por el virus de la mancha anular provocando una fuerte reducción de la producción. Sin embargo, la modificación genética la hizo resistente a la enfermedad. Como resultado, el 77% de la cosecha de papaya en Hawai es genéticamente modificada. Sin esta modificación genética, toda la industria de la papaya en Hawaii habría sido erradicada.
Si los alimentos que contienen OGMs deben ser etiquetados entonces en aras de la consistencia, los medicamentos que se hacen a partir de OGMs también deben ser etiquetados. La mayor parte de la insulina utilizada en los Estados Unidos, por ejemplo, es genéticamente modificada. Un artículo titulado “GMO Cheerios versus GMO insulin“, que fue publicado en el sitio web Biology Fortified:
La insulina es hecha, en principio, de la misma manera que el almidón del maíz GM y azúcar GM en Cheerios. Para empezar, la secuencia de ADN para la insulina humana se inserta en la bacteria E. coli, lo que crea un organismo que ahora tiene ADN de dos especies muy diferentes.. Este nuevo E. coli es un organismo genéticamente modificado y sirve como una fábrica barata para producir en masa la proteína de la insulina humana.
La ingeniería genética también está involucrada en la producción de hormonas de crecimiento humano y albúmina de suero humano, que es la proteína más abundante en el plasma sanguíneo humano, y para los tratamientos para la infertilidad. Un 19 de febrero 2014 comunicado de prensa del “Memorial Sloan Kettering Cancer Center” señaló:
Investigadores del “Memorial Sloan Kettering Cancer Center” han reportado noticias alentadoras sobre uno de los métodos más emocionantes del tratamiento del cáncer en la actualidad. El estudio clínico más grande jamás realizado hasta la fecha de los pacientes con leucemia avanzada encontró que el 88% logró la remisión completa después de ser tratados con versiones genéticamente modificadas de sus propias células inmunes.
Seamos claros: el proceso de ingeniería genética es perfectamente seguro, ya sea usado para hacer fármacos como para modificar rasgos en alimentos. El movimiento para etiquetar los OGMs es en realidad una cortina de humo mientras el verdadero propósito de la campaña de etiquetado es intensificar las preocupaciones sobre los supuestos peligros de los OGMs y hacer al público sospechoso sobre la biotecnología agrícola.
La realidad es que todas las principales instituciones científicas en el mundo han avalado la seguridad de la tecnología de los OGMs – un punto subrayado por esta infografía desarrollada por el Genetic Literacy Project. Entre ellos se encuentran la National Academy of Sciences (Estados Unidos), Royal Academy of Medicine, Nuffield Council of Bioethics, World Health Organization, American Medical Association, American Association for the Advancement of Sciences, Swiss Institute of Technology, American Society of Plant Biologists, French Academy of Sciences, European Academies of Science Advisory Council, American Society for Cell Biology, International Seed Foundation, The Royal Society of Canada, The American Society for Microbiology, Crop Science Society of America, Society of African Scientists, Health Canada, Society of Toxicology, International Council for Science and the Union of German Academics and Scientists.
La seguridad de los OGMs no solo ha sido reconocida por organizaciones científicas independientes: es la visión abrumadora de la ciencia convencional. Una reciente encuesta realizada por el Pew Research Center a los miembros de la mayor organización mundial independiente de científicos, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), indicó que el 88% de ellos esta de acuerdo en que los alimentos modificados genéticamente son seguros. Esto se compara con el 87% de los científicos que coinciden en que la actividad humana es responsable del cambio climático. No ha habido un caso de una enfermedad documentada, muerte o reacción alérgica que resulte de un alimento genéticamente modificado aprobado, y por lo tanto no hay necesidad de etiquetar o prohibirlo.
La comunidad periodística liberal científicamente alfabetizada, anteriormente desconfiada de los OGMs, recientemente se ha vuelto más agresiva al rechazar el alarmismo que rodea la nueva tecnología. Cada publicación liberal importante ha respaldado la seguridad de los OGMs y/o rechaza el etiquetado con el argumento de que es poco científico, incluyendo el New York Times, el Boston Globe y el Washington Post.
Scientific American, siempre considerado como una de las fuentes científicas más independientes del mundo, en su editorial “Las etiquetas de alimentos transgénicos son una mala idea“, presenta el caso de que el etiquetado extenderá información científicamente inexacta de que podría dañar la salud humana, y frenaría el desarrollo de la biotecnología agrícola, la cual aunque no es una “bala de plata”, puede desempeñar un papel clave en el aumento de la oferta mundial de alimentos a medida que la presión demográfica aumentan en las próximas décadas.
“El antagonismo hacia los alimentos transgénicos también refuerza el estigma en contra de una tecnología que ha entregado enormes beneficios a las personas en los países en desarrollo y promete mucho más.” SA escribió. “En última instancia, estamos decidiendo si vamos a seguir desarrollando una tecnología inmensamente beneficiosa o rechazarla en base a temores infundados.”
Es el momento de escuchar la sabiduría colectiva de las comunidades científicas y de periodismo científico en lugar de los promotores del miedo que promueven pseudociencia.
Carl Sagan dijo algo que se aplica a aquellos que están difundiendo tonterías sobre los OGM e insistiendo que sean etiquetados, que serviría sobre todo para confirmar tonterías y temores. Él dijo: “Una de las lecciones más tristes de la historia es la siguiente: si hemos sido engañados el tiempo suficiente, tendemos a rechazar cualquier evidencia del engaño. Ya no estamos interesados en la búsqueda de la verdad. El engaño nos ha capturado. Es simplemente demasiado doloroso reconocer, incluso a nosotros mismos, que nos han embaucado. Una vez que tú das poder a un charlatán poder sobre ti, casi nunca lo recuperas.”
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2 comments
Santiago Barreiro
April 18, 2016 at 7:22 am (UTC -4) Link to this comment
Absurdo, proceso, contenido o lo que sea, el consumidor tiene derecho a saber como fue concebidos sus alimentos, sin excepción. De lo contrario, “orgánico” no tuviera la importancia y el valor comercial que tiene. Mil veces absurdo y es solo el resultado de la alcahuetearía para con la peligrosa industria cárnica y alimentaria en general.
andreu
February 21, 2017 at 9:55 am (UTC -4) Link to this comment
pues si quieres comer alimentos con genes cruzados de arañas por ejemplo, me la suda. Yo si quiero saber si un alimento es omg.